sábado, 14 de mayo de 2016

LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE DE TAL MANERA

En una de las líneas que caracterizan a esta llamada "nueva política", el nombre de la organización resultante de la OPA de Podemos sobre Izquierda Unida ha sido objeto de intriga, de misterio. Los medios especulaban, se interrogaba a los dirigentes sobre ese particular, dándole una importancia acorde con quienes entienden que los decorados son lo importante en una obra de teatro (mucho más que el guión), y que esto de la política no es sino teatro. Esa frivolidad coherente con la estrategia de asalto del poder (otra cosa será el día siguiente, ya veríamos como nos pondríamos serios) ha hecho que durante varios días la cuestión de la nomenclatura se convirtiera en pieza esencial de un proceso digestivo que avanza a ritmo frenético (eso sí, con episodios de acidez y flatulencias varias).

Al final, como siempre, se ha parido un ratón. Así, en efecto, ha sido macho. Lo que no se le puede negar es que su llegada al mundo tangible le expone automáticamente a la luz y ya es posible comentar si es feo o guapo.

De entrada, es excluyente. De la Unida genérica, al Unidos, masculino, que deja fuera del nombre a más de la mitad de las personas que tienen derecho a voto el 26 J. Nada nuevo en Podemos, claramente machista; algo más sorprendente en IU, siempre partidaria de la equidad. Habrá quien diga que esto no tiene mayor importancia, que el lenguaje no discrimina, que el Unidos es inclusivo, que ahí están todos (otra vez). Otra gente irán más allá. Esto de la igualdad en el lenguaje es un invento de los políticos (masculino coherente). Como la violencia contra las mujeres, o de género, antes violencia doméstica y  antes crimen pasional. Las palabras definen y a partir de ahí se actúa. 

La desaparición del concepto Izquierda es aún más revelador. Alguien deberá explicar si ello se debe a una operación camuflaje (rescatando la vieja dialéctica arriba - abajo. Recuérdese la clásica serie británica), o, por el contrario, no es sino una muestra más del poder del devorador frente al digerido. En cualquier caso, clarificador sin duda. Recuerden pues, las palabras definen. Ahora nos toca actuar.

Pd: un compañero al que aprecio y admiro escribió hace unos días algo así como que nunca vio tanta gente preocupada por el futuro de Izquierda Unida. Su socarronería es comprensible, pero olvida que la rivalidad política requiere, para ser constructiva, el respeto común más allá de la discrepancia. De ahí la preocupación. Siempre necesitaremos distintos respetables. 


2 comentarios:

  1. El lenguaje en si mismo es machista, así como obrero en las siglas del PSOE tiene que representar a hombres y mujeres, unidos podemos tiene exactamente el mismo problema. Si en un principio el nombre era izquierda unida la razón no es que el partido esté dirigido a las mujeres, sino que la riqueza del lenguaje(para bien o para mal) hace que las cosas (de momento) sean así.
    Mientras la ley D'Hont siga favoreciendo a los grandes partidos, los "pequeños" partidos deberán hacer uso de triquiñuelas para colarse en el parlamento.
    Con toda seguridad esta fusión no es a gusto de todos, pero en política ¿Qué lo es?.
    Como dice el refrán popular la unión hace la fuerza.

    Con mucho amor, un podemita.

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  2. Estimado Sr. En absoluto puedo estar de acuerdo en que el lenguaje es machista. El uso que de él hagamos ya es otra cosa. Para empezar, obrero de PSOE se refiere a Partido. Lo de "unidos" es otra cosa. Machismo, sin más. Por lo que se refiere a las "triquiñuelas", usted sabrá. A mí me parece que su planteamiento no es serio. Porque, ¿qué impide que las triquiñuelas sigan después, una vez en el poder? Nadie pretende que la absorción sea a gusto de todos y todas, pero en democracia, opinar es básico. Por último, guárdese sus comentarios neocristianos, la experiencia me dice que ese amor enunciado no es sino otra triquiñuela. Me bastaría con el respeto. Yo se lo profeso.

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