jueves, 30 de junio de 2016

LOS CREÍAN REFUGIOS, PERO SON CLOACAS

La catadura moral de una buena parte de este país es deplorable. Y no es que yo ponga en tela de juicio un principio elemental de la democracia cual es el respeto escrupuloso a la voluntad popular. Ocurre que tampoco admito que se coarte mi derecho, igualmente esencial, a la libre expresión crítica. Por eso afirmo que votar como se ha hecho por el Partido Popular, en una coyuntura en la que lo que define a esa formación es lo que es, significa una renuncia a principios éticos elementales. Por supuesto, una libre renuncia a esos principios, pero renuncia. Y eso es moralmente rechazable. 

A quienes lo han hecho porque el PP y sus políticas les convienen, son favorables a sus intereses, los entiendo. Repruebo su egoísmo (porque además, esta gente sí sabe), pero puedo razonar sobre los motivos que, ante sí mismos y los de su clase, les justifica. 

A quienes lo han hecho porque el PP y sus políticas representan mejor sus convicciones morales conservadoras y tradicionales (generalmente de extracción religiosa), también los entiendo. Al fin y al cabo, el fariseísmo es tan viejo como la propia religión. 

Por supuesto, entiendo a los que, de una u otra forma, viven mejor con un gobierno del PP porque el sustento lo obtienen del propio partido. Esta gente salta en los balcones de la victoria.

Para poder entender, sin embargo, a los millones de personas que no estando en esos grupos contribuyen con su voto a que el Partido Popular recupere parte del apoyo perdido (justamente) el pasado 20 de diciembre, para eso sí requiero del análisis.

La pregunta clave es, ¿qué lleva, a quien ha perdido derechos y libertades, prestaciones del Estado del Bienestar, incluso la sensación de vivir en un país decente, a quién se ha empobrecido con la austeridad, a quien ha sido engañado por falsas promesas, a apoyar a la formación política autora de esos desmanes?

No hay, lógicamente una única respuesta, ni las que hay son tan sencillas. Expondré mi tesis en diversas entradas (haría esta excesivamente larga, de lo contrario). Dejo aquí, no obstante, una primera razón. La más reconocida, la más frecuentemente mencionada, el miedo. En tiempos procelosos, la gente indefensa tiene miedo. Y tiende a refugiarse en quienes creen más fuertes, más seguros. Se engañan, es claro, pero si lo saben, aplican una visión a corto plazo. Como imagen, podríamos decir que pensaban en refugios, pero en realidad estaban entrando en las cloacas.


miércoles, 29 de junio de 2016

¿Y AHORA?

No diré que no me ha sorprendido la dimensión de la subida del PP en las elecciones del 26 de junio. Podía esperar una leve oscilación arriba o abajo, no este incremento. Parece, pues, que la estrategia largo tiempo mantenida con coherencia les ha dado fruto. Bueno para el Partido Popular, malo para la inmensa mayoría de las españolas y los españoles.

¿Y ahora qué? Es evidente que los 137 escaños son insuficientes para lograr una investidura sin negociar con otras formaciones. Le toca, por tanto a Rajoy ponerse en marcha para intentar sumar los apoyos o acordar las abstenciones que le conviertan de nuevo en Presidente del Gobierno de España. No es fácil, menos aún para dirigentes acostumbrados a mayorías absolutas y, por tanto, con poca cultura de la negociación.

En este escenario se está produciendo un fenómeno cuando menos, desde mi óptica, curioso. Otra vez, ahora con menos argumentos, el foco se pone sobre el PSOE y se le hace responsable de que se desatasque esta situación improrrogable de interinidad, so pena de ser culpable de un hipotético bloqueo institucional (no digamos ya de una repetición de las elecciones que supondrían casi una burla). Buena parte de la prensa, importantes firmas de opinión (algunas de ellas a las que respeto mucho, incluso cuando no las comparto), lo que podríamos llamar tertulianos o debatientes profesionales, a modo de coro de tragedia griega, demandan al PSOE que "se eche a un lado", "que permita la formación de un gobierno", en definitiva, que deje paso a "quien ha ganado las elecciones", o sea, al PP, o sea, a Rajoy, o sea a la Gürtell, a la Púnica, a la corrupción generalizada, a quien ampara en su gabinete a un ministro como Fernández Díaz, totalmente deslegitimado, no solo por esta inaceptable utilización del aparato del Estado para ir contra el enemigo político (emulando a la Stasi), sino por la acumulación de iniquidades y muestras de incompetencia reiteradas. Más aún, que se deje paso a un gobierno que ha sido responsable del desmantelamiento de buena parte del Estado del Bienestar, del recorte de derechos y libertades, del incremento de la desigualdad y la pobreza hasta límites vergonzosos. Y todo ello en nombre de la "responsabilidad". Ocurre que la victoria electoral no borra, no legitima, no amnistía...

No recuerdo haber asistido a ese mismo cántico colectivo cuando en Andalucía el PP bloqueaba la investidura de Susana Díaz como Presidenta de la Junta. Y no es que vaya a utilizar el infantilismo de "ahora te lo devuelvo", pero sí pido al Partido Popular que desempolve sus argumentos de entonces y se los aplique. Al fin y al cabo, les gusta la coherencia.

Que el PSOE debe estar en la oposición y no puede tomar iniciativa alguna para la formación de gobierno es evidente. Y en ese sentido, más allá de la reflexión sobre su presente y su futuro, le toca minimizar su presencia bajo los focos y actuar en sala de máquinas (a ser posible sin ruidos discordantes). De ahí a hacer posible la continuidad de la política de derechas que tanto daño nos ha hecho va un trecho que no se puede recorrer. No, desde luego, con mi anuencia.   


jueves, 23 de junio de 2016

¿POR QUÉ?

Jueves, 9, 23 30  horas.

Van llegando a la Casa del Pueblo. La sonrisa ancha. Enseguida la gorra verde. Tú aquellos, nosotros vamos para esta zona. ¿Quién se encarga de las pancartas? ¿Os hacen falta más carteles? Venga, vamos, tened cuidado. Y salen.

Miércoles, 22, 19 horas.

Un grupo en Corrales, dos en Aljaraque, y a llevar a cada casa un folleto explicativo de las razones por las que pedimos el voto para el PSOE.

Entremedio, se han colocado distintivos en diferente formato y en diversos lugares del municipio; se ha organizado un mitin de la Presidenta de Andalucía, Susana Díaz, diversos "puerta a puerta", actos en la calle, en el mercadillo...

¿Por qué?, habrá quien se pregunte. ¿Por qué, un grupo de personas sin ninguna responsabilidad institucional, algunas de ellas ni orgánica, se esfuerzan de esta manera? ¿Por qué sacrifican buena parte de su tiempo personal para repartir folletos, colgar carteles, circular con la megafonía del coche por las calles del pueblo...? ¿Por qué?

Sé que en un momento de descreimiento como el presente, en que todo apunta a que el individualismo más egoísta se ha instalado de forma preeminente en la sociedad de manera generalizada, la entrega y el sacrificio de un grupo de ciudadanas y ciudadanos, militantes en el PSOE por convicción ideológica, difícilmente se comprende. Es más, estoy convencido de que para mucha gente el "algo esperarán" constituye esa justificación de un gesto que, de otra forma, no entienden.

Y sin embargo, no es así; la capacidad de compromiso, sin más interés que el colectivo, no ha muerto. No en el Partido Socialista, al menos. El ejemplo que estas compañeras y compañeros suponen es un estímulo enorme, ilusionante, para seguir en una pelea que, por eterna, no deja de ser justa. Ellas y ellos quieren lo mejor para la gente, en especial para quienes menos herramientas personales disponen a la hora de buscar salir adelante (algo tan elemental, que debiera ser tan justo).

Por eso se esfuerzan, e intentan convencer. Por eso estarán el domingo mimando un proceso participativo y democrático. No hace falta buscarle más explicación. Es gente comprometida, y punto. La que nos hace falta siempre. La del PSOE. Gente de fiar.



jueves, 9 de junio de 2016

¿SOCIALDEMOQUÉ?

Una coalición electoral, o sea, una alianza formada antes de unos comicios y para esos comicios, es algo diferente a un pacto postelectoral. Implica la confección de un programa común, candidaturas comunes, imagen común. Por eso, una coalición electoral solo puede hacerse entre iguales, a lo sumo entre muy parecidos.

Esto de Unidos Podemos (insistiré una y otra vez en el machismo inherente al nombre) no es diferente. Aquí una formación ideológicamente muy definida (Izquierda Unida), cuyos planteamientos, sometidos a la consulta popular en muchas ocasiones, ha obtenido el respaldo que ha obtenido, se coaliga con otra que, pese al oscurantismo cambiante (no puedo evitar que me recuerden a "Predator"), debe ser de naturaleza ideológica similar. De esta manera, se conforma una oferta electoral marcada sobre todo por la impronta de IU (al fin y al cabo, la que tiene como hemos dicho personalidad identificable). Lo que se ha construido es pues una Izquierda Unida algo más amplia. Por mucho que, ante la ciudadanía, pretendan disfrazarse de algo distinto.

En el fondo, los dirigentes de Pudimos, muy expertos politólogos ellos (que no ellas, obsérvese), saben que ese emparejamiento los identifica, o mejor, los posiciona. No les conviene. A los populismos "malos", los que pretenden camelarse a todo el mundo diciendo a cada cual aquello que creen que quiere oír, cualquier ubicación visible les resta capacidad de engatusamiento. Pierden apoyos. Todas y todos quienes vienen a decir "¡Ah!, esto no es lo que yo creía. Esto no es un proyecto nuevo, de naturaleza participativa, transversal, superador de dialécticas anticuadas. No, no, esto no es sino un timo".

Ahí es donde entra un malabarismo que podríamos definir como mentira al cuadrado. Es decir, una mentira multiplicada por otra. Da igual que el resultado sea una incoherencia capaz de sumir en la perplejidad absoluta a cualquier razonamiento crítico. Aquí no se trata de eso, solo de seguir cambiando la bola de vaso, a ver si conseguimos que el paleto pique.

¿O es que no resulta hilarante ver como el Sr. Iglesias Turrión se presenta como adalid de la Socialdemoqué?. Para este viaje no hacían falta tantas alforjas. Mejor se hubiera afiliado al PSOE. Seguiría teniendo posibilidad de ser algún día Presidente del Gobierno, lo tendría que trabajar más -también es cierto-, pero al menos sí podría calificarse, sin rubor, como socialdemócrata. 



¿A qué suena también a chiste?