viernes, 29 de abril de 2016

NO SE NOS PONGAN NERVIOSOS

La convocatoria de elecciones para el próximo 26 de junio (ninguna sorpresa, ya decíamos en la entrada EL COMPLEJO RESULTADO ELECTORAL, el pasado 27 de diciembre, tras preguntarnos si íbamos hacia otros comicios, "tiempo al tiempo, pero la probabilidad es alta") es, como todas, de extraordinaria importancia para nuestro país. Más nos valdrá, aunque muchos se empeñen en decir que estamos cansados de participar (como si de eso se cansara uno), que tomemos una vez más la palabra y, en función de lo que se ha hecho en estos ya cuatro años y medio, de los resultados de las políticas que se pusieron en marcha y que, tras el ídolo austeridad, han logrado lo que la derecha siempre persigue: salvaguardar los intereses de los pudientes (los ricos cada vez más ricos) y profundizar en la desigualdad y la pérdida de derechos (el común cada vez más pobre, más precario, más indefenso), ordenemos un cambio de verdad, un cambio que defienda los intereses de la mayoría.

Se ha insistido mucho en el concepto de "fracaso" que este corto periodo legislativo ha tenido, por no ser capaz de producir acuerdos y como consecuencia un gobierno y un programa común. Y no seré yo quien defienda que no ha tenido algo de eso. Ahora bien, asumido que no se ha logrado lo que podría ser un anhelo mayoritario, lo que no cabe es tirar la toalla y renunciar a la posibilidad de mejorar las cosas, de cambiar la dinámica, de salir de este marasmo caracterizado por la corrupción y la lesión permanente de derechos. En realidad, la conclusión útil determina que hay que redoblar esfuerzos para forzar ese cambio que esperamos solo aplazado.

Una consecuencia evidente de la convocatoria de elecciones está siendo una especie de intento de acoso y derribo del Partido Socialista desde la derecha y desde el podemismo. ¿A qué se debe? Desde mi punto de vista, la primera conclusión es que el PSOE es el enemigo a batir. ¿Por qué? En el caso del PP es evidente, si hay una apuesta sólida, fiable, contrastada para combatir sus políticas elitistas, profundamente dañinas para este país y sus gentes, esa es la Socialista. ¿El resto? El resto solo aspira a ocupar el espacio que el PSOE representa. En parte, eso se debe a la ausencia de un espacio propio (Ciudadanos no deja de ser una derecha moderada y modernizada en su imagen, Podemos no se sabe muy bien qué es), que les obliga a intentar fagocitar al Partido Socialista. Para Rivera, el objetivo es conseguir suficientes apoyos como para poder gobernar con el PP (con esa nueva cara del PP, esa hornada de jóvenes que pretenden salir limpios, dejando atrás la piel de la serpiente corrupta), ese es su marco natural (aunque no haga ascos a otras situaciones transitorias). Para Iglesias, la finalidad es superar al PSOE, intentar ser la fuerza hegemónica contrapuesta a la derecha. Ni tan siquiera gobernar (ya podían haberlo hecho en esta legislatura que acaba). Una cómoda oposición donde medrar y crecer para consolidar ese ansiado papel protagonista.

Y hay quien está haciendo el juego a esta táctica del todos contra uno. Hay quien, de repente, ve como un tema capital que Irene Lozano o Carme Chacón no vayan a repetir en las listas. Incluso alguno deja caer la expresión "desbandada". Curiosamente, que el diputado por Segovia del PP, el señor Gómez de la Serna no vaya a ir por corrupción en las próximas listas (aunque sí en las anteriores), o que se intente mantener a toda costa a Rita Barberá (más vale tenerla callada), eso ya es pasado, parece haber perdido importancia. La controvertida presencia en las listas de la diputada canaria de Podemos, Victoria Rosell, rompiendo el código ético "estricto" (para el otro, según parece), tampoco parece eje de la noticia. 

A eso podemos sumarle la paradójica acusación común (del PP y de Podemos) sobre la supuesta culpabilidad del PSOE en la no  consecución de un acuerdo, cuando todo el mundo ha podido ver que uno, el PP, en la soledad que acompaña al apestado, no se ha movido y el otro, que vivió con frustración quedar detrás del PSOE en las elecciones, no ha dejado de bombardear cualquier atisbo de acuerdo en cada momento crítico. Cualquier observador objetivo reconocerá que, desde su primera propuesta, prepotente, chulesca, que le colocaba como Vicepresidente controlador del aparato del Estado, hasta aquellas veinte propuestas casi coetáneas en su nacimiento al lamento de Iglesias sobre la "no aceptación del PSOE", sin tiempo para leerlas y contestar, todas las actuaciones del líder de Podemos (del verbo "podar") han ido en la dirección de hacer imposible cualquier pacto. Es más, si alguien de su organización flaqueó en esa determinación, se le quitó de en medio y aquí paz y después gloria.

No se nos pongan nerviosos. Al PP hay que pedirle que se limpie antes de acudir a cualquier evento, a Ciudadanos que no se muestre tan impaciente por aliarse con los jóvenes cachorros de la derecha (limpios por fuera, derecha al fin por dentro), a quienes apoyan a  Podemos (del verbo "podar") que abran los ojos. Por último, a IU que no se suicide. A ellos sí les reconozco un papel en la izquierda. Será una pena que se diluyan. Y ellos saben, sus dirigentes locales saben qué es de verdad Podemos, conocen las tripas. 

La militancia socialista y quienes consideran que es la mejor opción para salir con justicia del pozo donde la derecha financiera y el PP nos quiere tener metidos, estén tranquilos. Un programa sólido, gente capaz y comprometida, una organización coherente desde el debate, la participación y en acuerdo común, está aquí y sigue siendo la mejor solución para la inmensa mayoría. Sin complejos.







martes, 26 de abril de 2016

BONILLA AND CLYDE

El lenguaje en política debiera servir, desde su uso correcto, claro y preciso, como vehículo de información a la ciudadanía, para el traslado de propuestas, para la defensa de la gestión propia y también la crítica argumentada de la ajena. Y en algunos casos es así. En otros, desgraciadamente muy frecuentes, deviene en una especie de herramienta para la confusión, para el engaño incluso, cuando no reflejo evidente de una pobreza intelectual (y por ende, proponente) que asusta. 

Existe otro fenómeno que afecta al uso del lenguaje en el marco político, éste tiene que ver más con el subconsciente. En efecto, alguna vez, el contenido del discurso pone en evidencia el pensamiento profundo, real, que se pretende disfrazar con palabras pero que asoma, en un descuido, en un desliz, mostrando lo que hay detrás de tanto decorado de cartón piedra.

Enredados como andamos en esta suerte de retahila de la corrupción que le asoma al PP por las costuras rotas, encenagados como están algunos de esos casos con ribetes verdaderamente gansteriles, a nadie sorprende que el señor Moreno Bonilla, líder del PP de Andalucía, refiriéndose a una supuesta desavenencia interna en el PSOE, hable de "tirar por la ventana a Pedro Sánchez". 

Puede que a alguien le suene graciosilla la expresión, aunque venga de un malaje vocacional. Basta, sin embargo, acordarse de esos "suicidios" de disidentes que "se tiran" por las escaleras o a un patio interior, es suficiente recordar cuántas veces hemos visto en las historias de la mafia ese tipo de "ejecuciones", para entender que con esas expresiones no se juega. No vaya a ser que, en lo profundo del subconsciente, se desenreden ideas de añoranza de otros tiempos. Solo faltaría que alguien dijera que sin partidos políticos se vivía mejor (¿a que les suena?).


domingo, 24 de abril de 2016

RIEN NE VA PLUS

Esto se acaba. Y a tenor del inmovilismo de estos últimos días, de la manera prevista, con la convocatoria de nuevos comicios. Nos tocará, pues pensar, más allá de si esto se podría haber evitado o de quien ha tenido "la culpa", qué vamos a hacer en esta nueva oportunidad con nuestro voto.

Cometeríamos un error garrafal si, por pensar equivocadamente que nuestra anterior opción ha devenido inútil, alegásemos un pretendido cansancio para dejar de ir a votar. Por varias y poderosas razones, de las cuales solo dos señalaré. La primera, ya un clásico, nos costó demasiado esfuerzo y lucha conseguir poder determinar nuestro propio futuro como para renunciar a ello y dejar en manos de otro, de otra, hacia dónde debe encaminarse este país. La segunda, por la imperiosa necesidad de combatir el riesgo enorme de profundización en la desigualdad que una victoria de la derecha conservadora nos traería. Los anuncios reiterados que, alegando paradojicamente el fracaso de las medidas de austeridad para resolver aquello que se suponía (déficit incontrolado, deuda en incremento exponencial, el desempleo convirtiéndose en estructural, etc...), anuncian "nuevas y necesarias reformas" (eufemismo que equivale a más recortes) deberían bastar para que la ciudadanía huyera del voto conservador como del suicidio. Y además, hiede tanto, tanto, tanto...

Así que toca ser inteligentes, mirar por nuestros propios intereses, decir con nuestro voto que basta ya de segarnos la hierba bajo los pies en tanto para otros el jardín se muestra exuberante (y en ocasiones, escondido en forma de paraíso exótico). Podemos quejarnos, maldecir si se quiere, por que no hayan podido conformar un gobierno que vele de verdad por los intereses de la inmensa mayoría, pero aullar a la luna desde una peña no arreglará nuestros problemas, y tened por seguros que hay otros, que quieren seguir salvaguardando sus prebendas, que están ya velando armas. 

Por egoísmo, pues,  (y por conciencia) ¡a votar!.






Pd. Aún conservo, ingenuo de mí, esperanzas de un acuerdo de última hora. Hasta el rabo, todo es toro!

domingo, 17 de abril de 2016

HEMOS DEBIDO (COMO SOCIEDAD) PERDER LA CABEZA

Un Partido como el PP, inmerso en la corrupción, al que día sí, día también le aparecen nuevos casos, sin tiempo para digerir del todo el affaire anterior, sigue figurando como el más votado -si finalmente hay elecciones en junio- en todas las encuestas.

El Presidente de ese Partido (repásese el párrafo anterior) y Presidente del Gobierno, no solo asiste en apariencia impasible el ademán a ese goteo vergonzoso, sino que ante la segunda dimisión forzada de uno de sus ministros (ahora Soria, antes Ana Mato), por motivos cuando menos de dudosa honestidad, se limita a meter la cabeza en el agujero sin que haya atisbo alguno de que se plantee, cuando menos, que no es el candidato idóneo para una apuesta de presente y futuro.

La mayoría de la ciudadanía española ha perdido derechos, prestaciones, calidad de vida y libertades con el gobierno del PP y, sin embargo, más de siete millones de votantes lo han respaldado. Descontada su hinchada lógica -quienes no solo no perdieron, sino que ganaron y mucho-, queda un elevadisimo número de personas cuya opción se me antoja difícilmente explicable.

Entretanto, en la otra punta de Europa tiene lugar una de las acciones más vergonzantes para toda la gente de bien. Incluso el Papa de Roma ha criticado con dureza lo que se está haciendo allí con personas inocentes, el pisoteo de sus derechos. 

Corre un silencio cómplice ante estos actos que podrían calificarse de crimen de lesa humanidad, cuando debiera haber una ola de indignación tal que obligara a quienes gobiernan a cambiar su actitud. Echo de menos voces como la de la Presidenta Susana Díaz, dentro también de las filas del socialismo europeo, que digan con claridad que esa actitud egoísta, injusta, inhumana, debe acabar ya, que tenemos capacidad para dar una respuesta digna y debemos darla de inmediato.

Los ejemplos podrían continuar. Todos me llevan a la misma conclusión. Hemos perdido la cabeza. Y, con ella, nuestra dignidad (no nos equivoquemos, no son los refugiados quienes la pierden). Igual ahí está la clave: una vez perdida la vergüenza...


viernes, 15 de abril de 2016

BETTER CALL DE LA VEGA

Debería sorprendernos y debería asquearnos, colectivamente, como sociedad, toda esta mugre que parece haberse pegado, como en un horno sucio, al Partido Popular y a una parte de sus patrocinadores, engominados por más señas, que hacen del lujo su modo de vida. El goteo diario de esa grasa hedionda parece habernos inmunizado ya contra la indignación (¿dónde la rebeldía, a estas alturas?). Pareciera, como en esas fases de determinadas enfermedades terminales, que hubiera llegado la aceptación.

Dimite un ministro, tras una sucesión de contradicciones, o sea de mentiras, que había sido respaldado de manera unánime por todo el gobierno en funciones, incluido su Presidente. Y cuando cae, ahora que ya es un apestado, parece como si nadie tuviera nada que ver con él. Es más, la vicepresidenta aparenta transmitir el mensaje de que a ella nunca le gustó. Y ya está. No hay más responsabilidades políticas. Rajoy sigue impertérrito, impasible el ademán. 

En otro rincón del lodazal en que se ha convertido el escenario que habita la gente guay, la gente de orden y, por supuesto, de dinero de este país, un advenedizo Mario Conde, no contento con haber pasado un tiempo considerable en prisión, vuelve por sus fueros y es, otra vez, encarcelado. Arrastra además a parte de su familia. ¡Y a su abogado! Entonces pienso, cuán importante es para toda esta caterva SU abogado. De cuántos líos no logra sacarlos. Que lejos, allá abajo, la figura del de oficio, sobrecargado, mal pagado, sin apenas medios más que su propio esfuerzo y compromiso, incapaz, por tanto, de proporcionar al delincuente del común todas las posibilidades que se les abren a aquellos, a los poderosos. ¡SU abogado!

Así que ya saben, si pueden permitírselo BETTER CALL  DE LA VEGA (v.g.). 

Por cierto, Torres Hurtado, habrás llamado ya, ¿verdad?.




lunes, 4 de abril de 2016

EL AGUIJÓN DEL ALACRÁN

Escucho esta mañana la entrevista de Pepa Bueno al nuevo Secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, atento a qué nueva estrategia representa. Lamentablemente, lo único claro es su hostilidad hacia el PSOE (las razones se perciben electorales cien por cien). A la pregunta relativa a lo "democrático" de la destitución del Secretario de Organización anterior, Sergio Pascual, al que, por cierto, continúa achacando una mala gestión así, en singular, responde que el PSOE ha tenido tres Secretarios de Organización en los últimos tres años. Ninguna relación con el dedazo de Pablo Iglesias pero ahí queda, en lugar de explicar lo mío, señalo al otro, a ver si cuela.

Otra de las cuestiones planteadas en la entrevista apunta a la consulta a las bases sobre cualquier propuesta de acuerdo para la formación de gobierno, que ha anunciado Podemos. Nueva referencia al PSOE y a la "confusa" pregunta que se planteó a sus militantes. De nuevo elude la respuesta señalando supuestos problemas en la organización socialista. No ha nombrado más partidos. La obsesión queda clara. El encargo de preparar a la organización para unas elecciones que el propio Podemos parece empeñado en forzar pareciera estar detrás de toda su cháchara.

La cuestión es si Echenique viene para representar el papel del aguijón que acabará matando a la rana o solo lo parece.

Y mientras tanto, las encuestas mostrando una bajada importante de Podemos y apuntando la posibilidad de, caso de repetirse las elecciones, una mayoría suficiente entre Ciudadanos y el PP. ¿Nos ahogaremos?