domingo, 24 de abril de 2016

RIEN NE VA PLUS

Esto se acaba. Y a tenor del inmovilismo de estos últimos días, de la manera prevista, con la convocatoria de nuevos comicios. Nos tocará, pues pensar, más allá de si esto se podría haber evitado o de quien ha tenido "la culpa", qué vamos a hacer en esta nueva oportunidad con nuestro voto.

Cometeríamos un error garrafal si, por pensar equivocadamente que nuestra anterior opción ha devenido inútil, alegásemos un pretendido cansancio para dejar de ir a votar. Por varias y poderosas razones, de las cuales solo dos señalaré. La primera, ya un clásico, nos costó demasiado esfuerzo y lucha conseguir poder determinar nuestro propio futuro como para renunciar a ello y dejar en manos de otro, de otra, hacia dónde debe encaminarse este país. La segunda, por la imperiosa necesidad de combatir el riesgo enorme de profundización en la desigualdad que una victoria de la derecha conservadora nos traería. Los anuncios reiterados que, alegando paradojicamente el fracaso de las medidas de austeridad para resolver aquello que se suponía (déficit incontrolado, deuda en incremento exponencial, el desempleo convirtiéndose en estructural, etc...), anuncian "nuevas y necesarias reformas" (eufemismo que equivale a más recortes) deberían bastar para que la ciudadanía huyera del voto conservador como del suicidio. Y además, hiede tanto, tanto, tanto...

Así que toca ser inteligentes, mirar por nuestros propios intereses, decir con nuestro voto que basta ya de segarnos la hierba bajo los pies en tanto para otros el jardín se muestra exuberante (y en ocasiones, escondido en forma de paraíso exótico). Podemos quejarnos, maldecir si se quiere, por que no hayan podido conformar un gobierno que vele de verdad por los intereses de la inmensa mayoría, pero aullar a la luna desde una peña no arreglará nuestros problemas, y tened por seguros que hay otros, que quieren seguir salvaguardando sus prebendas, que están ya velando armas. 

Por egoísmo, pues,  (y por conciencia) ¡a votar!.






Pd. Aún conservo, ingenuo de mí, esperanzas de un acuerdo de última hora. Hasta el rabo, todo es toro!

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