viernes, 15 de abril de 2016

BETTER CALL DE LA VEGA

Debería sorprendernos y debería asquearnos, colectivamente, como sociedad, toda esta mugre que parece haberse pegado, como en un horno sucio, al Partido Popular y a una parte de sus patrocinadores, engominados por más señas, que hacen del lujo su modo de vida. El goteo diario de esa grasa hedionda parece habernos inmunizado ya contra la indignación (¿dónde la rebeldía, a estas alturas?). Pareciera, como en esas fases de determinadas enfermedades terminales, que hubiera llegado la aceptación.

Dimite un ministro, tras una sucesión de contradicciones, o sea de mentiras, que había sido respaldado de manera unánime por todo el gobierno en funciones, incluido su Presidente. Y cuando cae, ahora que ya es un apestado, parece como si nadie tuviera nada que ver con él. Es más, la vicepresidenta aparenta transmitir el mensaje de que a ella nunca le gustó. Y ya está. No hay más responsabilidades políticas. Rajoy sigue impertérrito, impasible el ademán. 

En otro rincón del lodazal en que se ha convertido el escenario que habita la gente guay, la gente de orden y, por supuesto, de dinero de este país, un advenedizo Mario Conde, no contento con haber pasado un tiempo considerable en prisión, vuelve por sus fueros y es, otra vez, encarcelado. Arrastra además a parte de su familia. ¡Y a su abogado! Entonces pienso, cuán importante es para toda esta caterva SU abogado. De cuántos líos no logra sacarlos. Que lejos, allá abajo, la figura del de oficio, sobrecargado, mal pagado, sin apenas medios más que su propio esfuerzo y compromiso, incapaz, por tanto, de proporcionar al delincuente del común todas las posibilidades que se les abren a aquellos, a los poderosos. ¡SU abogado!

Así que ya saben, si pueden permitírselo BETTER CALL  DE LA VEGA (v.g.). 

Por cierto, Torres Hurtado, habrás llamado ya, ¿verdad?.




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