viernes, 14 de febrero de 2014

DEL COLOR DE LOS CRISTALES

Solemos caer en el error de analizar las acciones (y sus resultados) de la derecha con el prisma de nuestra posición ideológica socialista. Craso error. Con ocasión de un artículo (1) sobre arqueología del litoral onubense, titulaba "El Manhattan paleolítico" la tesis que afirmaba que intentar aplicar un patrón analítico erróneo a las industrias de cantos tallados de la costa de Huelva nos llevaba a la falsa conclusión de que en época paleolítica esto sería una especie de zona superpoblada. Fallaba el esquema, no el razonamiento.

Algo parecido ocurre cuando uno concluye señalando como error, como consecuencia no deseada, determinados efectos (para nosotros) perversos, que, en realidad, son el centro de la diana buscada por la derecha.

Solo un ejemplo, mientras entre enero de 2010 y diciembre de 2011, últimos dos años de Zapatero, se perdieron 316.089 empleos (una tragedia, sin duda), en los dos primeros años de Rajoy, entre enero 2012 y enero 2014, los empleos perdidos ascienden a 1.053.312. Con claridad, una situación que fue nefasta en los años 2008 y, sobre todo, 2009, se estaba reconduciendo hasta la llegada de la derecha. Y ahí entra el desenfoque. Ese repunte en la destrucción de empleo de forma exponencial se considera por mucha gente una muestra de la ineficacia de las medidas del gobierno del PP. Si nos vamos a la lectura que hace el propio partido de Rajoy, estaríamos en una fase necesaria para alumbrar la "recuperación". NADA MÁS LEJOS DE LA REALIDAD.

Lo cierto y verdad es que las políticas del PP han dado los frutos esperados. Esa pérdida de más de un millón de empleos es consecuencia directa de una reforma laboral que, aprovechando la llamada crisis, elimina derechos de los trabajadores y las trabajadoras. No se trata ya, y aquí está el elemento diferencial, tanto de un  resultado de la coyuntura económica negativa, cuanto de una acción política intencionada de "flexibilización" de las relaciones laborales (despido barato y fácil, sobre todo) para lograr incrementar (supuestamente) la competitividad (que no la productividad) basándose en un reparto más desigual de la riqueza, incrementando el abismo entre los que más tienen y los demás, llevando, por primera vez en mucho tiempo, a la pobreza a gente que tiene empleo.

La conclusión clara es que el conjunto de medidas que la derecha ha tomado reflejan una acción coherente, basada en principios ideológicos que ahora se atreve a desarrollar por la claudicación de la mayoría social, asustada, desorientada, sin referentes. AHÍ ESTÁ EL VERDADERO NÚCLEO SOBRE EL QUE ES PRECISO ACTUAR. CLARO QUE DE OTRA FORMA, DE OTRA FORMA...



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