miércoles, 15 de febrero de 2017

CAÍNES SEMPITERNOS

Asisto con estupor absoluto a este proceso preelectoral dentro de nuestro PSOE. Varios son los factores que contribuyen a ese no dar crédito a mucho de lo que veo y oigo. Que se tenga que debatir sobre las distintas ópticas es natural, incluso deseable. ¿Pero quién discute de ópticas? No digo ya de planteamientos profundos y serios, de medidas a tomar en el corto plazo para sacar de la situación en que se encuentran miles de familias desfavorecidas. Aquí se está jugando a poner etiquetas, a hacer denuncias constantes sobre el otro, sobre la otra, a descalificar, también a despistar.

Hay quien habla de un teórico complejo de determinados sectores del Partido con respecto a la nueva izquierda emergida (al tiempo que se la califica de populista) para descalificar cualquier opción que se pueda considerar más "radical"; otros, por contra, descalifican a quienes optaron por permitir el gobierno del PP, tachándolos de derechistas, cuando no con otros adjetivos aún más esperpénticos. Nada nuevo. Podría decirse que desde el principio, distintas sensibilidades han coexistido en el Partido Socialista y ello debe entenderse lógico, convirtiéndolo, además, en un valor. Es cierto que, en ocasiones, esas divergencias se exacerbaron hasta tal punto que la relación se volvió cainita. Pareciera que el "fuego amigo" resultara ser el peor enemigo. Siempre acabaron mal esos procesos. Y debiéramos, a estas alturas, haber aprendido.

Hay dos formas de salir de este laberinto en el que estamos. La primera pasa por una victoria de parte y el consecuente ostracismo, cuando no directamente la salida de la organización, de quienes pierdan. La segunda pasa por comenzar a cambiar el lenguaje de confrontación hacia otro en el que las diferencias sean argumentadas y estructuradas en proyectos que pueden ser discutidos hasta la saciedad, pero siempre con la premisa básica de que quien debate conmigo comparte los principios socialistas básicos.

No es fácil. Nunca se juega en el tablero político solo con los intereses generales. Los hay de grupos, los hay individuales. Quienes creemos que los primeros son los únicos que deben orientar nuestra acción, estamos obligados a dar un paso al frente y ante cada descalificación, reaccionar con la razón y desde la serenidad. Somos muchos los compañeros, son muchas las compañeras quienes  reniegan de aquel Cain sempiterno que retrataba Luis Cernuda. 

No veo circular documentos serios de propuestas por parte de quienes ya han anunciado sus candidaturas a la Secretaría General, ni ningún otro, más allá de las líneas maestras preliminares que ha impulsado la Gestora y que no dejan, hoy por hoy, de ser, salvo pequeños detalles, generalidades en muchos casos obvias. Veo titulares, actos más o menos masivos a mayor gloria del interviniente de turno, y mucha descalificación, mucho insulto, en definitiva, mucha ceguera. Así que hago un llamamiento a las posiciones fundadas en el respeto, sean más radicales o, por el contrario, moderadas, a inundar las redes de otro mensaje cuya esencia sea "estas son las soluciones que proponemos a la sociedad, desde nuestra visión socialista". Si conseguimos centrar la atención sobre esas disquisiciones, habremos dado un paso fundamental hacia una mejor democracia y un más fuerte socialismo.   


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