Ni voy a repetir las excusas que el PP lleva esgrimiendo años para esconder su corrupción sistémica, ni voy a argumentar en contra de ellas. Ya no. Ha hablado la Justicia, eso tan caro a los populares. Y lo ha hecho con contundencia y claridad meridiana. El PP es un organización corrupta, se lucró; los responsables de los que se ha podido demostrar su implicación directa están condenados a penas durísimas, el propio Tribunal duda de la credibilidad del testimonio de Rajoy... Elementos muchos de ellos que, por separado, serían suficientemente graves como para exigir la dimisión inmediata del gobierno y la convocatoria de elecciones limpias y transparentes (sin dopaje). Juntos, juntos ya componen un paisaje vomitivo que exige, por mínima calidad democrática, que si el presidente Rajoy no lo hace, no disuelve el parlamento y convoca comicios, las demás organizaciones, todas a una, debieran echarlo y dar la palabra a la ciudadanía.
Ahora bien, todo eso que planteamos es desde el terreno de la ética política (más elemental, nada de grandes proezas) que en estos tiempos (seguramente en todos, podríamos afirmar) está ausente de la causalidad en las decisiones y los actos. Hoy prima la vertiente electoral por encima de cualquier consideración. Preguntémonos, con este cristal colocado ante los ojos, quiénes quieren, de verdad, acabar de inmediato con el PP de la corruptela en el poder.
A Ciudadanos no le conviene. Para mantener la bandera deben alejarse y no confluir con los nacionalistas malos (con los otros, los que solo quieren la pasta, no tienen problemas: aprueban juntos los presupuestos del PP) y, además, les viene mejor un Partido Popular cociéndose en el caldo hediondo durante más tiempo, hasta asegurarse la supremacía de la derecha. Nacieron para ser un aliado natural del PP y aunque en estos momentos convenga distanciarse, medirán muy mucho el grosor de la brecha (que ha de ser siempre suturable a las primeras de cambio).
Al independentismo catalán no le conviene. Están sacando un rédito extraordinario a su enfrentamiento con el PP. Hay unos cuantos patriotas en la cárcel, es un precio alto, pero ahí están, desgastando al Estado (no solo al gobierno) con una estrategia ladina y eficaz para sus fines. Mantener al enemigo, mantener la imagen del otro (España) como Estado opresor y corrupto es mucho más fácil con el PP en el poder.
A los nacionalistas buenos, los que acaban de negociar unos presupuestos generales del Estado que les ha proporcionado suculentas tajadas, la continuidad de un PP debilitado les viene de perlas. A ver si le sacamos todavía más.
Creo que a Podemos si le interesa. Han renunciado a vicepresidencias y ministerios, aunque no le harían ascos. Creo que hay un fondo de aversión real a la corrupción en la mayoría de los dirigentes políticos de esa formación y aún mayor en sus bases. Cierto que tendrían que haberlo pensado antes, cuando se pudo. También es verdad que el pasado no se modifica (se manipula, eso sí) y lo que importa es el ahora.
El PSOE hace lo que debe hacerse. Nada tiene que demostrar. El mismo Rajoy que hace unos días apelaba a la responsabilidad demostrada por los socialistas en su apoyo al gobierno frente al sececionismo excluyente de algunas formaciones políticas catalanas, hoy les acusa de echarse en sus brazos solo por ansia de poder. No porque el PP haya quedado invalidado para gobernar en democracia tras la condena de la Gürtel (que no es sino un eslabón más, por más grueso que sea) sino por ansia de poder. No merece más comentario.
En verdad la desvergüenza, la falta de respeto a la ciudadanía ha alcanzado ya en este país cotas que no pueden ser toleradas, ni ignoradas en manera alguna. Aquí no necesitamos un Monte Rushmore, la cara de Rajoy y sus adláteres ya es lo suficientemente dura.