De los varios axiomas que rigieron mi quehacer institucional en la política, uno fue particularmente poco entendido por "mis superiores". Creo que quien ha ejercido un cargo en una institución como resultado de un proceso electoral (la alcaldía de Aljaraque en mi caso), si pierde en una siguiente convocatoria (y entiendo por perder no repetir en ese cargo), no debe volver a presentarse para esa misma responsabilidad. La ecuación es sencilla: has tenido el poder, has puesto en práctica las acciones de gobierno que quisiste (dentro del marco posible, siempre) y la gente lo ha juzgado insuficiente. Punto y final. Dan igual las excusas e incluso las razones.
Reconozco que hay dos formas de gestionar el periodo intermedio. Para colectivos grandes, donde la aparición de alternativas de liderazgo es relativamente sencilla, lo ideal es dejar paso. Tal vez en colectivos más reducidos, la necesidad de madurar esa alternativa pueda hacer aconsejable que la persona derrotada lleve la oposición en el interregno. Eso sí, preparando el relevo.
¿Cuál es el estado de la cuestión en Andalucía? Formada la Mesa del Parlamento, corresponde proponer candidatura que se someta a la investidura. Debe intentarlo siempre la fuerza política más votada. Su obligación es intentar componer una mayoría que permita aquel refrendo. De no lograrlo, otras fuerzas podrán explorar alianzas alternativas. En nuestro caso, a tenor de las declaraciones de las diferentes lideresas y de los diferentes líderes, parece claro que, pese a representar a la fuerza política más votada, Susana Díaz no logrará la mayoría necesaria para repetir como Presidenta de la Junta de Andalucía. Queda por ver si Moreno Bonilla, del PP, consigue articularla con Ciudadanos y Vox; algo difícil si nos regimos por las declaraciones cruzadas, pero probable por el compartido deseo de desalojar al PSOE A de un gobierno autonómico que ha ostentado durante los últimos treinta y seis años.
Así pues, de no producirse un cataclismo en la derecha, esta gobernará. Susana Díaz debiera tener claro, en ese mismo instante, desde lo que, como al principio apunté, considero un axioma, que no repetirá como candidata del PSOE A y que, por tanto, habría de permitir la renovación del liderazgo en el partido en el ámbito autonómico. Duro, sí; honesto y coherente, sobre todo.
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