miércoles, 19 de diciembre de 2018

EL MALABARISMO DE ORIOL JUNQUERAS

Yo solo soy un militante de una Agrupación del PSOE en una mediana población del Sur, de esta Andalucía nuestra. No tengo acceso a la cantidad de información que maneja el señor Junqueras. Eso sí, tengo mi capacidad de raciocinio para leerlo y, a partir de ahí, analizar sus postulados y criticarlos. Hoy escribe un artículo en El País titulado "Republicanismo catalán y federalismo europeo". Mucho de lo que afirma puede ser compartido sin dificultad. Incluso aprecio un buenismo que no me es del todo extraño. Ahí acaba mi coincidencia. Desde ese pequeño espacio común se abre, en el territorio dibujado por el político catalán todo un paisaje que me resulta radicalmente contradictorio. Se diría que uno contempla una estampa en que los elementos habituales han sido forzados, distorsionados, hasta hacerlos irreconocibles, casi surrealistas.

Oriol Junqueras reivindica lo que llama federalismo europeo. Subyace en su reflexión la idea de que un espacio amplio, políticamente cohesionado, es la única forma de hacer frente a "los grandes poderes económicos" con capacidad para "someter los Estados a sus intereses". O sea, que unidades políticas transnacionales son necesarias para embridar a un capitalismo global cada vez más fuerte. Acaba vinculando este sometimiento de los Estados con el menosprecio de "los derechos y la dignidad de las personas, de las familias y de las sociedades". En cierta forma parece decir que es necesaria la cesión de soberanía en el ente europeo que debe hacerse, a su vez, "más fuerte y democrático".

Esta tesis es, lo quiera o no el señor Junqueras, contraria a la idea desmembradora de ese Estado al que parece querer defender mediante una arquitectura de unidades agrupables e interrelacionadas de la que desaparece como por arte de birlibirloque el Estado Español. A España no se la nombra, se la ignora. Y resulta tan forzada esa omisión que termina ridiculizando todo el discurso. Refuerzo por arriba (Europa) y por abajo (Cataluña) a la que se quiere, según sus palabras "libre", algo que es posible dentro de la "Europa federal" (pero no al parecer dentro de España, según se colige de todo su discurso más allá de este artículo en concreto). La razón no se explicita, porque no existe. Hoy las catalanas y los catalanes son libres (hasta donde lo somos en esta sociedad occidental que se quiere democrática).

Dos cosas para terminar. El señor Junqueras reniega de las "oligarquías burocráticas" que ocupan cargos públicos, "generación tras generación, por las mismas familias". No puedo evitar al leerlo que se me llene la mente de nombres vinculados a la derecha catalana de la disfrazada "Convergencia" que, hoy por hoy, es un aliado político contranatural de la formación del propio Oriol Junqueras, ERC, en su exigencia de un Estado propio. Paradójico.

Las ideas que defiende el señor Junqueras en su artículo tienen pleno encaje en nuestro debate democrático. La única condición para ello es el respeto al marco legal (que puede ser cambiado por las vías previstas). Ahí es donde reside la cuestión nuclear de todo el problema.

https://elpais.com/politica/2018/12/18/actualidad/1545166477_852940.html

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