sábado, 3 de febrero de 2018

LA SOCIEDAD PORNOGRÁFICA

No se me asusten, tampoco se me decepcionen. No, esta entrada no va de sexo. Y no se trata de pacatería, sino de interés en este momento (no descartemos nada). ¿Qué es eso de Sociedad Pornográfica? Intento explicarme.

Hace unos días vi el capítulo piloto de una serie de televisión (Inteligencia Colectiva). Con seguridad, no pasaré de ahí. Con todo, el argumento da que pensar. Un padre dueño de empresas tecnológicas cuya joven hija es asesinada, desconfiado de la resolución del caso, con un compañero de ella entre rejas, condenado, crea una aplicación informática que permite conectar a millones de usuarios y usuarias en una red de búsqueda de pruebas sobre ese asesinato en concreto (modelo que después sería aplicable a cualquier otro caso). La tesis básica, de ahí el título, es que millones de ojos, millones de cerebros dedicados a la resolución de un enigma, tarde o temprano, lo solucionarán. Hasta ahí, uno podría decir, es una buena idea de ciencia ficción. 

Ocurre, sin embargo, que conforme avanza el argumento, comenzamos a ver imágenes que nos resultan extraordinariamente familiares. Esas personas, con sus smartphones, fotografiando, grabando, compartiendo, por millones, en todos los lugares del planeta (en unos más que en otros). Que se produce un atentado, o un accidente, o una pelea callejera, o la represión de una manifestación, pues hay centenares de cámaras cubriendo el hecho, cuando no transmitiéndolo en tiempo real.

En principio, ese acceso a la información gracias a la existencia de esos millones de terminales, atentas a cuanto ocurre a su alrededor, podría parecernos algo muy positivo. Podemos imaginar cuántos efectos beneficiosos tiene, ciertamente, la capacidad tecnológica de comunicar casi sin límites. Pero hay uno, perverso, que está causando un daño terrible. 

Veamos. No se transmite la normalidad. Eso no interesa. Se exhibe lo impactante, lo espectacular, también lo morboso. Se proyecta, así una imagen distorsionada de la realidad. Distorsión que se retroalimenta y puede llegar a convertirse en generadora de modelos. Ese es el gran riesgo de la Sociedad Pornográfica. Como en el sexo - donde la pornografía retrata una forma de practicarlo que no necesariamente tiene que ver (generalmente está muy alejado) con lo común (pongamos como ejemplo esa inexistencia de amor, de ternura, que forma parte esencial de la relación sexual) -, esa visión de la realidad humana, ese mosaico que se quiere muestrario, es en realidad una deformación. Y extraordinariamente peligrosa, añado. 


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