Una coalición electoral, o sea, una alianza formada antes de unos comicios y para esos comicios, es algo diferente a un pacto postelectoral. Implica la confección de un programa común, candidaturas comunes, imagen común. Por eso, una coalición electoral solo puede hacerse entre iguales, a lo sumo entre muy parecidos.
Esto de Unidos Podemos (insistiré una y otra vez en el machismo inherente al nombre) no es diferente. Aquí una formación ideológicamente muy definida (Izquierda Unida), cuyos planteamientos, sometidos a la consulta popular en muchas ocasiones, ha obtenido el respaldo que ha obtenido, se coaliga con otra que, pese al oscurantismo cambiante (no puedo evitar que me recuerden a "Predator"), debe ser de naturaleza ideológica similar. De esta manera, se conforma una oferta electoral marcada sobre todo por la impronta de IU (al fin y al cabo, la que tiene como hemos dicho personalidad identificable). Lo que se ha construido es pues una Izquierda Unida algo más amplia. Por mucho que, ante la ciudadanía, pretendan disfrazarse de algo distinto.
En el fondo, los dirigentes de Pudimos, muy expertos politólogos ellos (que no ellas, obsérvese), saben que ese emparejamiento los identifica, o mejor, los posiciona. No les conviene. A los populismos "malos", los que pretenden camelarse a todo el mundo diciendo a cada cual aquello que creen que quiere oír, cualquier ubicación visible les resta capacidad de engatusamiento. Pierden apoyos. Todas y todos quienes vienen a decir "¡Ah!, esto no es lo que yo creía. Esto no es un proyecto nuevo, de naturaleza participativa, transversal, superador de dialécticas anticuadas. No, no, esto no es sino un timo".
Ahí es donde entra un malabarismo que podríamos definir como mentira al cuadrado. Es decir, una mentira multiplicada por otra. Da igual que el resultado sea una incoherencia capaz de sumir en la perplejidad absoluta a cualquier razonamiento crítico. Aquí no se trata de eso, solo de seguir cambiando la bola de vaso, a ver si conseguimos que el paleto pique.
¿O es que no resulta hilarante ver como el Sr. Iglesias Turrión se presenta como adalid de la Socialdemoqué?. Para este viaje no hacían falta tantas alforjas. Mejor se hubiera afiliado al PSOE. Seguiría teniendo posibilidad de ser algún día Presidente del Gobierno, lo tendría que trabajar más -también es cierto-, pero al menos sí podría calificarse, sin rubor, como socialdemócrata.
¿A qué suena también a chiste?
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