martes, 9 de octubre de 2018

LA CULTURA DE LAS PRIMARIAS

En un sistema político en el que la dialéctica entre formaciones diferentes adquiere a veces categoría de enfrentamiento, es fácil entender que cuando los comicios son internos, por ejemplo en las primarias, se tienda a repetir el esquema y el proceso, que debiera ser el de cotejar propuestas que devienen después asumidas por el colectivo, se convierte en realidad en confrontación permanente (a veces con tintes cainitas). 

El colmo de esa deriva desnortada pasa por desear (no digo ya promover) la derrota electoral del que fuera contrincante interno en el correspondiente proceso electoral general. El siguiente escalón, el de convertirse en "independiente" o conformar una nueva formación alternativa, es ya una deriva distinta.

El sentido de los procesos internos, que al ser repetidos en el tiempo procuran las correcciones ideológicas o de praxis necesarias, pasa por determinar qué alternativa programática y personal cuenta con más respaldo interno en un momento determinado. Sin renunciar a la defensa de los propios postulados "perdedores" en los foros adecuados, la lógica de una organización pasa por el agrupamiento en torno a la solución mayoritariamente respaldada. 

No seamos ingenuos. No es fácil. Me atrevería a decir que la prueba de fuego del convencimiento democrático, por encima de la aceptación de la victoria electoral de otros partidos, es la de la victoria electoral interna de otro de los nuestros. 

La pluralidad de pensamiento y propuesta en una organización política es piedra angular de su propia supervivencia, la cohesión y la necesaria unidad son condiciones sine qua nom.

Los ismos, los istas deben desaparecer tras cada proceso de primarias. Ahora, por ejemplo, en Andalucía se ha disuelto el Parlamento y convocado elecciones. Lo que toca desde el Partido Socialista es aunar esfuerzos, tras la dirección regional que encabeza Susana Díaz, para lograr que la izquierda que representamos continúe gobernando en nuestra comunidad. Por dos motivos. El primero porque, a pesar de la crujía que ha significado la crisis económica (inducida, sigo defendiendo), la opción ejecutada ha sido la de contención hasta donde ha sido posible de nuestras prioridades igualitarias, además en solitario por el abandono del gobierno Rajoy, y en cuanto se ha iniciado una tímida recuperación, restañar, recuperar, avanzar. El segundo porque lo que representa hoy por hoy la oposición política en Andalucía es una peor propuesta, con peores liderazgos.

Toca pues, como tantas veces ha hecho este partido, arremangarse y empujar todos juntos, todas juntas. Y las primarias, ya se sabe, siempre para mejorar la organización, jamás para romperla.


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