Alguien, irresponsablemente genera un problema. No responde a un proyecto colectivo, a una iniciativa vecinal, es tan solo una actuación con seguridad bienintencionada pero carente de previsión. Los gatos procrean y se reproducen. Al ser alimentados, se multiplican y se fijan en el territorio. Con seguridad, hay quien encuentra esa proliferación graciosa, incluso conveniente. Pero es un error. En realidad, y dado que como afirmo esto no es una iniciativa colectiva ciudadana, se está gestando una situación que, tarde o temprano, de continuar así, traerá problemas. Alguna gente dirá, ¿qué problema?, pues problemas de higiene, de salubridad, de enfrentamiento vecinal también.
Hago un inciso para decir, a todas aquellas personas que han insultado, que han mentido, que han difamado, que han calumniado (por no hablar de expresiones que desde mi punto de vista incurren en delito), a una persona integra, honrada, buena en definitiva, que no saben lo que hacen, ni lo que dicen. Yolanda Rubio es una mujer honesta y, contrariamente a muchos y muchas que desde la comodidad de un teclado se han permitido denigrarla injustamente, que entrega su vida al servicio de su pueblo, de su gente. En ese sentido, afortunadamente, esta protegida de todas las lenguas irresponsables que la han vituperado. Nunca mejor dicho que no ofende quien quiere, sino quien puede. Y no, no se puede.
Sé que hay mucha gente que ama a los animales, o que simplemente los respetan; mucha gente buena que rechaza cualquier comportamiento que atente contra los derechos de seres que comparten con nosotros el planeta. Y es justo. Sin embargo, lo que me han demostrado muchas voces (no basta poner en tu perfil la foto de un gatito) es que, lejos de trabajar por la preservación de esos derechos, tan solo están llenas de un odio incompatible con una posición respetuosa con la Tierra y sus habitantes (con todos).
La Alcaldesa aplica la Ley. Y hay quienes la insultan hasta extremos repugnantes por ello. Equivocan el tiro. Si no gusta la Ley, trabajen para cambiarla. Hasta ese momento, es lo que tenemos.
Hay quienes apuntan teóricas soluciones. El llamado método o proyecto CES. Crear una colonia urbana de felinos mediante esa fórmula es posible. Desde mi punto de vista, tendrían que darse una serie de condiciones que, desde luego, no existen en nuestro caso. La primera que fuese una iniciativa colectiva ciudadana en la que se implicara la totalidad de la vecindad de una zona concreta. No puede ser que esa teórica solución devenga en enfrentamiento vecinal. La segunda, consecuente a la primera, es que el sostén de esa iniciativa (el financiero) sea asumido por esa colectividad. Difícilmente puede pedirse a un Ayuntamiento, que vela por los intereses de todas las ciudadanas y todos los ciudadanos, que haga recaer en las arcas públicas una iniciativa que no deja de ser de parte. La tercera y última pasaría por reclamar responsabilidad extendida en el tiempo a quienes pongan en marcha una colonia (sea de felinos, o de cualquier otra especie).
Lo que no es de recibo es que cualquier protesta, en principio legítima si no se está de acuerdo con una decisión (aunque ésta sea correcta), se convierta en una especie de linchamiento verbal con un grado de iniquidad que, desde luego, retrata a sus promotores.
No todo tiene que ser hecho por la administración. Cualquier ciudadana o ciudadano puede, desde su compromiso personal o colectivo, hacerse cargo de un animal y darle una vida digna.
Ahora bien, como he dicho, desde la comodidad de un teclado, muchas veces desde la distancia, sin más conocimiento de la realidad que los rumores, las mentiras, los bulos que se cuelgan impunemente en la red, proceder a esa campaña orquestada sirve sobre todo para darnos cuenta de que no todo, no toda, quienes se revisten de la condición de "animalista", lo es. Baste como muestra que no saben lo que es el respeto.
Aljaraque seguirá progresando en la defensa del derecho de los animales, y lo hará de manos de una persona comprometida como es su Alcaldesa y de la de todo su equipo de gobierno. Y no será por presiones o amenazas, sino por convencimiento.
A algunos, a algunas, les digo: el viejo Possum huiría de ustedes.
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