viernes, 12 de diciembre de 2014

¿TIENE ALGO QUE DECIR EL SOCIALISMO HOY?

¿Cómo trabajar por la igualdad en este mundo global? Creo que esa es la pregunta clave. Mermada la capacidad de los gobiernos democráticos de domeñar a los poderes financieros, rota cualquier posibilidad de pacto social que mantuviese en niveles "aceptables" la desigualdad (si es que ello es éticamente asumible), la realidad nos muestra una generalizada pérdida de derechos en determinadas zonas del planeta (en otras, lamentablemente, poco se podría perder), en especial en la UE, y dentro de ella en el arco mediterráneo. Aprovechando (o provocando) la llamada crisis, el ataque feroz a los países del sur de Europa por parte de los diversos agentes que conforman la estructura determinante de "los mercados" (vg. el papel de las agencias de calificación en un determinado momento), ha tenido efectos devastadores. Efectos que se han recrudecido cada vez que, democráticamente, una fuerza de izquierdas ha accedido al poder gubernamental (alguien dirá que por la incapacidad de los postulados socialdemócratas para dar solución a los problemas). No es, en cualquier caso, un efecto inocente.

Contrarrestar la dinámica dictada por esos poderes financieros, requiere un marco de acción igualmente global. Eso solo es posible en un escenario de unidad política territorial amplia. Ese debe ser un primer objetivo común. Hoy una UE convertida en Estado Plurinacional de corte Federal debe ser, por mucho que suene a quimera, objetivo de la izquierda. Sin ese escenario, y hasta tanto, la capacidad de los gobiernos nacionales (y lo hemos vivido en nuestras propias carnes) es no solo escasa, sino frágil. Un intento unilateral de romper los corsés impuesto supone, automáticamente, la exposición a la manada, con graves consecuencias (no juguemos a la ingenuidad).

¿Y entonces? Hasta que ese objetivo de la unidad política sea logrado, las propuestas de la izquierda europea del sur van a tener que combinar planos generales de cierta aceptación de unas reglas exógenas (forzadas hasta el límite que la inteligencia política permita), con micro políticas con mayor grado de flexibilidad. 

En el Congreso del PSOE Andalucía se aprobó la celebración de una conferencia de regiones europeas gobernadas por la socialdemocracia que tendría por objeto intercambiar prácticas de gobierno, explorar nuevas alternativas coordinadas y trabajar en pro de la unión.

Es obvio que el plano más cercano, el municipal, ofrece otras posibilidades. ¿Cuáles? es la cuestión. ¿Tiene la administración local forma de contrarrestar las imposiciones globales? Algo puede hacerse. Veamos qué. 

1) Profundizar en democracia y participación.
2) Utilizar la capacidad impositiva.
3) Educar en valores europeos democráticos.
4) Fomentar los intercambios transnacionales.
5) Iniciativa pública en economía
6) Potenciar la cultura como herramienta de igualdad.
7) Complementar la educación con instrumentos compensadores.
8) Generar espacio público de convivencia e iniciativa.
9) Colaborar para la creación y crecimiento de tejido socio económico de raíz cooperativa.
10) Cooperar con otras administraciones de forma complementaria hacia la equidad.

Y tantas y tantas otras iniciativas.

Eso sí, sin olvidar el empuje, desde el territorio propio, hacia el logro principal: La unidad de la ciudadanía.











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