El sistema de primarias constituye un gran avance en la democratización de nuestra organización: no hay, pues, por qué tener reparos ni cuitas al llevarlas a cabo. Es verdad que nos queda, como partido, un trecho que recorrer para acabar integrando en nuestra cultura organizativa un procedimiento que tiene, no vamos a negarlo, sus dificultades a la hora de facilitar consensos e integración. Que eso no nos cohíba.
He trabajado, en la medida de mis posibilidades, mediante el diálogo con muchas compañeras y compañeros, para buscar una posición acordada que unificara las diferentes tendencias en una dirección provincial cohesionada, donde primara la lealtad al proyecto compartido. Finalmente no fue posible. Es la grandeza de la democracia. Toca, pues, elegir. Y no descartar, ojo, elegir y no descartar. Si algo tiene este proceso democrático que lo define es su carácter interno. Todos los aspirantes participan del ideal socialista y comparten el proyecto. Al día siguiente de la elección, seguimos siendo remeros de un mismo barco.
Gabriel Cruz reúne muchas de las condiciones que considero necesarias en este momento. La primera de ellas, no por más importante, sino porque desde mi óptica supuso un hito decisivo, la de haber sido capaz de recuperar la alcaldía de Huelva y revalidarla después con mayoría absoluta. Quienes hemos tenido la experiencia de desbancar a la derecha después de años en el poder sabemos cuán difícil es esa meta. Gabi, haciendo equipo, lo logró y, con posterioridad, en un ejercicio todavía más difícil, volvió a conseguirlo y con mejores resultados. En ámbito municipal, obtuvo uno de los mejores respaldos obtenidos en España. Eso implica liderazgo.
La segunda, piedra angular, es su capacidad para integrar. No de palabra, no en el mero discurso, en la práctica, incorporando en su dirección local a las diferentes sensibilidades. Un ejemplo a seguir.
Desde que lo conozco, allá cuando siendo un joven abogado llegaba a la UGT, Gabriel Cruz ha sido siempre una persona sencilla; pese a las responsabilidades institucionales que ha tenido ocasión de detentar, nunca ha perdido frescura ni contacto con la calle. No ese contacto impostado de quienes se acercan para obtener un fin, sino el de quienes pertenecen a la colectividad y se integran en ella con naturalidad, desde su posición institucional cuando toca, desde su faceta de ciudadano las más de las veces.
Gabriel conoce la provincia, dirige la capital, auténtico buque insignia capaz de dinamizar la flota, tiene un compromiso claro con la unidad dentro del partido, desde la diversidad, y es garantía de la absolutamente imprescindible integración.
Persona inteligente, capaz, trabajadora, y lo que considero como lo más importante: en el sentido que apuntaba don Antonio Machado, buena persona.
Su liderazgo en el PSOE de Huelva proporcionará tranquilidad, una clara hoja de ruta de consolidación de nuestra presencia en las instituciones provinciales y locales como medio para mejorar la vida de la ciudadanía onubense. Nos dará también un sólido punto de apoyo, desde Huelva, para conseguir que Juan Espadas se convierta en el próximo presidente de la Junta de Andalucía, hecho necesario para detener la sangría de lo público en nuestra comunidad; para lograr que Pedro Sánchez continúe como presidente del Gobierno como medio para proseguir hacia el justo progreso y modernización de este país.
Con él como secretario general, estoy convencido, el partido tomará un rumbo claro, dando su sitio a las agrupaciones locales, a la militancia; valorando el esfuerzo de cuantos tienen responsabilidad institucional y contando con sus aportaciones, atendiendo a los problemas de la gente.
Si el día 21 quienes militamos en el PSOE de Huelva otorgamos la confianza a Gabi como secretario general, el 22 amanecerá con un partido más democrático y mejor.