viernes, 1 de junio de 2018

EL DULCE SABOR DE LA JUSTICIA

Él aún no se ha dado cuenta, pero Rajoy pasará a la historia de este país como un presidente censurado por corrupto. Caerá sobre su figura y la de su partido, durante mucho tiempo, el oprobio y la vergüenza.

Sánchez, por contra, lo hará como quien fue capaz, desde la legitimidad de quien renunció a su escaño antes que participar en la investidura del ex presidente, de aunar suficiente representación de los pueblos de España  para censurarlo por decencia. Con proyecto diferenciado, es obvio, pero sobre todo desde la dignidad de lo honesto.

Ya se escuchan los ladridos en la distancia -el gruñir es más de cerca-. Hay camino. Difícil, qué duda cabe, pero ilusionante porque se recorre con ropas limpias, con la mirada fija y clara de quien avanza a pecho descubierto. No faltarán agoreros, muñidores de profecías que se querrán auto cumplidas, calumniadores. Habrá que caminar sobre ellos como sobre las brasas, con determinación.

Es la hora de la política honrada, la que no necesita engañar a las gentes para poder ser apoyada, la que conoce de las dificultades y las afronta. Y sin complejos, mirando a los problemas de frente para poder resolverlos sin dejar que se pudran, que se gangrenen.

En este remar complejo, todas las manos son necesarias (siempre que no boguen contra corriente). El socialismo representa -seguimos afirmando con orgullo- la mejor propuesta para conseguir erradicar las injustificables desigualdades y alcanzar la justicia social. Toca trabajar y trabajar. Nosotros sí que podemos.

Un fuerte abrazo a toda la familia socialista.
Un fuerte abrazo a toda la gente de bien.